MÁS ALLÁ de octubre

JUAN MONTORO

President of Montoro & Associates


Cada año parece ocurrir lo mismo. Los hispanos somos reconocidos durante 30 días en los que la televisión y la radio se llenan de anuncios celebrando la herencia hispana. Al menos ahora la mayoría de esos anuncios se hacen en buen español y no tenemos que taparnos los oídos al escuchar frases totalmente sin sentido.

Que las contribuciones de nuestra comunidad sean reconocidas oficialmente al menos una vez al año, se agradece. Pero cabe preguntarnos, ¿no es esa también una manera de mantenernos al margen de un tejido social cada vez más imbricado y diverso? ¿Por qué lo hispano, tan profundamente arraigado en la historia de esta nación, sigue siendo visto como una presencia reciente?

Con la llegada de nuevos inmigrantes a la Ciudad de Nueva York en estos meses, escuchamos a diario los problemas que enfrenta la administración para comunicarse con ellos. Necesitan voluntarios, maestros, asesores legales, gente que hable el idioma. Algunos medios los tratan como gente repleta de necesidades que anda por las calles incapaz de comunicarse.

Quienes hemos emigrado, sabemos por experiencia que nuestro acento al hablar se entiende muchas veces como signo de ignorancia. No importa qué nivel cultural tengamos, cuánto hayamos progresado en este país, o recorrido el mundo. Se nos considera como recién llegados.

El mes de la herencia hispana termina, pero las contribuciones de los hispanos a esta sociedad son interminables. Y no comenzaron hace unas décadas, llevan más de dos siglos siendo parte del gran tejido social que es esta nación. Hemos estado aquí desde los inicios, con nuestros acentos, maneras de expresarnos, ideas y valores. Y todos juntos, más los que vienen llegando aún con rostro de necesidad y desamparo, hemos enriquecido y ampliado el horizonte cultural, económico y social de los Estados Unidos.

Celebrémoslo, pero no lo olvidemos.

The same thing happens every year. We Hispanics are recognized for thirty days, a time during which legions of television and radio ads celebrate our legacy. At least most of those ads nowadays use proper Spanish so we don´t have to cover our ears when listening to utterly senseless sentences.

It´s very nice and all to get official recognition once a year for the contributions made by our community. Yet, we should ask ourselves: isn’t this act also a way to identify us as an alien component in an ever more interwoven and diverse social fabric? Why do Hispanics, so profoundly rooted in the history of this nation, continue to be perceived as a recently arrived people?

With the arrival of immigrants to the city of New York in recent months, every day we learn about the administration struggling to communicate with them. There is a need for volunteers, teachers, legal advisers, and interpreters. Part of the media treats them as a bunch of needy individuals helplessly walking the streets, unable to communicate.

Those of us who immigrated know firsthand that our accent is oftentimes regarded as a sign of ignorance. Whatever our educational level may be, however much we may have succeeded in this country or however well-traveled we may be, we are regarded as recent immigrants.

Hispanic Heritage Month is coming to an end, but the contributions made by Hispanics to this society are endless. Those contributions did not start a few decades ago. They have been part of the vast social fabric of this nation for over two centuries. We have been here from the beginning, with our accents and our way to express ourselves, with our ideas and values. And together, adding those presently coming with needs and helplessness, have enriched and expanded the cultural, economic, and social horizon of the United States.

Let us celebrate, but not forget.


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Arianna Yantas